Hoy en día, a los 50, e incluso con más edad, se puede hacer de todo. En realidad es una suerte, a condición de saber cuidarse. Una nutrición bien adaptada y una buena higiene de vida contribuyen a mantenerse en el top. Sigue estos consejos para una vida saludable y disfruta de esta nueva etapa en tu vida.
Nutrir las neuronas
Un nombre que de repente se te olvida, un agujero de memoria, esto suele ser moneda corriente a partir de los 50. Hace algunos años, se decía con cierta ironía: «Ya está, es el Alzheimer». Hoy en día, ante la crudeza de esta enfermedad, ya no se bromea con ello.
Esto no impide que a los 50 años haya que cuidar las neuronas. Unas investigaciones acaban de demostrar que las personas que cuidaban su alimentación aumentaba su capacidad de concentración y de memorización. Y es que para estar en forma, el cerebro, gran consumidor de energía, necesita sustancias precisas y variadas: vitaminas, minerales, oligoelementos, aminoácidos y ácidos grasos esenciales.
Basta que falte algo de esto y la cosa empieza a dejar de funcionar correctamente. Las capacidades intelectuales se mantienen comiendo espinacas, ricas en ácido fólico. El pescado, que contiene además omega 3 y DHA, un ácido graso esencial para el cerebro. Los platos se deben condimentar con aceite de colza, de soja y de girasol, además de poner en las comidas hinojo, col y aceitunas por su contenido en vitamina E.
Conviene salpimentar los platos con cúrcuma, una especia que protege las neuronas con una proteína que estimula la memoria. Se debe beber café, al menos 2 tazas al día, porque aumenta los rendimientos cognitivos.
Prevenir la osteoporosis
La fragilización de los huesos puede ser rápida en las mujeres tras la menopausia. El hueso deja de estar protegido por los estrógenos y se destruye más de lo que se construye. Para combatir la osteoporosis es necesario un aporte suficiente y frecuente de calcio, vitamina D y proteínas.
Las verduras son la mejor fuente de calcio, asimilable por el organismo en un 70%, frente al 30% de los productos lácteos. Otros nutrientes son necesarios para una buena salud de los huesos: el magnesio, el potasio, las vitaminas C, K y las del grupo B, y los carotenoides. El aporte en proteínas y un consumo moderado de vino también tiene un efecto positivo.
Combatir el colesterol
Una tasa alta del colesterol malo constituye uno de los factores de riesgo más importantes de sufrir una enfermedad cardiovascular. Por lo tanto, conviene reducir las grasas malas, los ácidos grasos saturados (mantequilla, charcutería, carnes grasas, quesos grasos, repostería), consumir pescado frecuentemente –sobre todo pescado graso: salmón, caballa, sardina–, aceites vegetales, y por supuesto, frutas y verduras.
Mantener la piel
Una piel bonita no quiere decir una piel sin arrugas, puesto que llega un momento donde son ineluctables. Pero para que presenten su encanto, y no nos envejezcan tanto, es necesario que la piel esté sana y luminosa.
Para una piel tónica y flexible, las vitaminas son fundamentales, además de una alimentación algo más «grasa» para rehacer el stock de ácidos grasos esenciales, nutrientes indispensables de la piel: especialmente los omega 3, los protectores; y omega 6 que restauran el film lipídico.
En cuanto a la vitamina A, se debe incluir en el menú la leche entera o los lácteos no desnatados, la casquería y los pescados grasos. Las vitaminas del grupo B se encuentran en el hígado, los huevos, las aves, el cerdo y la ternera.
Por su parte, la vitamina C en las frutas y verduras –pimiento, brócoli, col, zanahoria, tomate, melocotón y espinacas–. Para limitar las arrugas se deben comer alimentos que contengan cinc y selenio, puesto que se centran en la acción de las vitaminas A, C y E.