El infarto agudo del miocardio es la enfermedad que causa más víctimas mortales en Risaralda. Así lo demuestran los certificados de defunción del DANE, donde se concluye que 716 fallecieron por causa de enfermedades isquémicas del corazón en el último año.
Ante esta realidad, Lina Beatriz Rendón, secretaria de Salud Departamental, recordó que reducir el consumo de grasas y realizar 30 minutos diarios de ejercicio moderado pueden ser la diferencia entre la vida y la muerte.
La funcionaria detalló que de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, OMS, las enfermedades cardiovasculares son las más mortíferas y cobran 17,3 millones de vidas al año en el planeta.
La obesidad, diabetes, hipertensión arterial, dislipidemias, tabaquismo y alcoholismo están causando daños graves e irreversibles en todo el sistema circulatorio y afectan de forma directa al corazón.
Por ello, entre las sugerencias dadas por la Secretaría de Salud Departamental, se destaca la necesidad de disminuir el consumo de grasas y colesterol, aumentando las proteínas como carnes magras, aves, pescados, productos lácteos bajos en grasa y claras de huevo.
En lo máximo, procure comer más frutas y verduras que son fuente de antioxidantes y fibra, además ayudan a reducir los niveles de colesterol. Consuma cereales integrales.
Asimismo, reduzca el consumo de azúcar y sal en la preparación de sus alimentos y realice una actividad física como caminata, yoga, natación y bicicleta.
Otra de las recomendaciones más importantes para prevenir las enfermedades cardiovasculares se relaciona con la medición periódica de la presión arterial.
Muchas personas sufren de la presión alta y no lo saben. Lo más grave es que la hipertensión puede causar infartos y accidentes cerebro vasculares.
Mejore su alimentación
Según la Organización Mundial de la Salud, OMS, un 80% de los infartos prematuros se pueden prevenir al mantener una dieta balanceada, actividad física regular y al abandonar el consumo de tabaco.
La nutricionista Raquel Tejada, consultada por El Diario del Otún, advirtió que “debemos comprender que una alimentación equilibrada debe incluir suficientes cantidades de cereales, leguminosas, frutas, verduras, lácteos, carnes, pescados, aceites y grasas. «Lo importante es recordar que ningún exceso es bueno y que no hay alimentos buenos o malos, solo dietas mal balanceadas», expresó.
La profesional añadió que es importante recordar que el consumo excesivo de ciertos alimentos en la dieta, como los carbohidratos (pan, tortillas, pasta) y las grasas (alimentos fritos, mantequilla, papas fritas) propician la ganancia de peso, por lo que es importante moderar la ingesta de ello.
También resaltó que es fundamental mantener una adecuada hidratación porque favorece el transporte de nutrientes y su utilización. Además, permite regular la temperatura del cuerpo, elimina toxinas y desperdicios metabólicos del organismo.
Un porcentaje importante de la hidratación diaria se repone mediante el consumo de líquidos como agua, jugos, leche, gaseosas, café, té, chocolate, entre otros.
El otro porcentaje proviene de los alimentos sólidos, tales como las frutas y vegetales. Un adulto sano, no deportista, y sin condiciones especiales (clima, enfermedades) debe consumir entre 9 y 13 vasos/tazas (de ocho onzas) de líquido al día.
La experta añadió que la actividad física regular, además de mantener la salud en general, tiene un efecto benéfico sobre la presión arterial, el metabolismo del azúcar y el de las grasas. La educación juega un papel vital, porque las causas que llevan a las personas a ser obesas y a tener enfermedades relacionadas con la obesidad son totalmente prevenibles.
“Es necesario que todos comprendan que una alimentación balanceada y la práctica constante de actividad física brinda múltiples beneficios a la salud», concluyó Tejada.
Todas estas sugerencias le permitirá mantener sanos sus latidos.