En una encuesta realizada por la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad, el 83% de las personas respondió que el sobrepeso era un problema de salud, mientras que casi la mitad (44% de 1.170 participantes) reconoció tener exceso de peso, el 19 % recurrió al médico por esta causa y el 75% percibe cierta discriminación con motivo del peso. Sin embargo, en situaciones de estrés 40% de la población reacciona comiendo más, sobre todo comidas con más grasa y azúcar.
“La respuesta frente al estrés no es homogénea en todas las personas, mientras que el 20% de la población no variará su patrón alimentario, el 40% lo incrementará, con una clara preferencia por los alimentos con alto contenido calórico, es decir, alto contenido en grasas y dulces”, asegura el doctor Albert Lecube, coordinador del Grupo de Obesidad de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN).
“El estrés modifica nuestro comportamiento alimentario e influye en la elección de los alimentos y en el tamaño de las raciones, que aumenta. La mayoría de las personas estresadas aumentan la ingesta de alimentos que podrían denominarse de recompensa, porque resultan más placenteros para nuestro paladar, generalmente más ricos en grasas o más dulces, cuya ingesta favorece la aparición temporal de un estado de felicidad, pero que son los que desaconsejamos cuando queremos hacer una vida saludable o perder peso”, explica Lecube.
Debido a esta asociación entre estrés y obesidad, que puede afectar al 30% de la población, según datos del doctor Javier Salvador, presidente de la SEEN, se ha acoplado la palabra “obestrés”, que da nombre a la campaña para concienciar a la población durante el Día Nacional de la Persona Obesa, dirigida a ese 24% de los hombres y el 21% de las mujeres españolas que sufre obesidad, sus familiares y la sociedad en general. Este problema se extiende también a los niños y adolescentes españoles (14% presenta obesidad y el 25% sobrepeso).
Comer en familia y a las horas adecuadas
“Debemos hacer un esfuerzo por comer mejor”, insiste la doctora Susana Monereo, secretaria general de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO), que recomienda evitar comer deprisa fuera de casa, comer en la mesa con toda la familia y evitar la comida delante del televisor u ordenador. “Son factores que está demostrado científicamente que determinan que haya más obesidad”.
El estrés de los padres afecta a los hijos
“El estrés no solo en inductor de la obesidad, sino que los padres estresados son capaces de inducir obesidad en adolescentes y niños”, señala Monereo. De ahí que sea importante que los padres eviten comportamientos alimentarios inadecuados, la ingesta de comida de forma impulsiva, la compra de alimentos más ricos en hidratos en carbono simple, situaciones que pueden hacer que los menores respondan de la misma manera que sus padres con las consecuencias que esto puede generar en su salud.
Cómo prevenir el estrés
• Evitar situaciones identificadas como estresantes.
• Planificar los grandes cambios en el estilo de vida (nuevo trabajo, nueva casa, etc.).
• Descubrir las limitaciones y aprender a decir No a nuevas responsabilidades que no estás seguro de poder cumplir.
• Organizar las prioridades.
• Desarrollar una actitud positiva.
• Hacer ejercicio.
• Cuidar la alimentación y dormir bien.