Los beneficios para la salud del ejercicio físico moderado varían dependiendo de la hora a la que se realice. La noche, después de haber cenado, es el momento ideal para salir a caminar o correr a un ritmo ligero. Según un estudio realizado por investigadores de la Universidad de George Washington y publicado en la revista científica Diabetes Care, caminar a esta hora del día es mucho más eficaz que a la mañana o al mediodía para ayudar a reducir los niveles de azúcar en sangre. Unos resultados que son de especial importancia para las personas que sufran diabetes.
Los autores de la investigación concluyeron que una caminata nocturna de unos quince minutos era igual de eficaz que una matinal de más del doble de tiempo para ayudar a regular el azúcar en sangre. Para llegar a estos resultados, los investigadores realizaron un experimento con personas mayores de 60 años y con un índice glucémico en sus valores normales. Durante cuatro semanas, los participantes, que recibieron la misma alimentación, se dividieron en grupos que salieron a caminar después de cada una de las tres principales comidas del día.
Las caminatas nocturnas reportan otra serie de beneficios vinculados con la activación del sistema digestivo y a la aceleración del metabolismo para adelgazar. Un hábito de vida especialmente saludable durante el periodo veraniego, ya que las cenas copiosas y el calor afectan directamente a la calidad del sueño. Como consecuencia aumentan los riesgos de sufrir acidez e insomnio.
Dormir poco duplica el riesgo de infarto
Conciliar bien el sueño y dormir un mínimo de siete horas diarias es fundamental para reducir los riesgos de contraer enfermedades cardiovasculares. Según los resultados de otro estudio publicado en el último número del European Journal of Preventive Cardiology por un grupo de investigadores holandeses, las personas que duermen este mínimo de horas tienen un 22% menos de posibilidades de sufrir patologías cardiacas, mientras que el riesgo de infarto se reduce casi a la mitad.
Los investigadores también pudieron comprobar que dormir lo suficiente potencia otros hábitos de vida saludable, como hacer ejercicio o seguir una dieta, y disminuye los hábitos negativos, como el alcoholismo y el tabaquismo. Unos factores, todos ellos, directamente relacionados con la aparición de enfermedades cardiovasculares.
Estas conclusiones podrían ser determinantes para reducir el número de este tipo de enfermedades y contribuir a sanear los sistemas nacionales de salud, según defienden los autores del estudio: «El mensaje principal del estudio es que tenemos que considerar el sueño como un factor importante para la salud».
Los cinco elementos a evitar para conciliar el sueño
Las personas con insomnio deberían hacer más hincapié en otra serie de hábitos de vida saludable (ejercicio, dieta, etc.) para minimizar los factores de riesgo de no dormir lo suficiente. Asimismo, es útil identificar los elementos que más dificultan la conciliación del sueño para tratar de evitarlos en la medida de lo posible.
Ambiente incómodo y ruidos. Durante la primera fase del sueño el cerebro sigue activo, por lo que cualquier ruido o molestia nos desvelará. Los tapones para los oídos y los ambientes tranquilos y sin claridad son fundamentales en la primera media hora de sueño.
No acostarse siempre a la misma hora. La rutina es imprescindible para poder dormir bien. Nuestro reloj biológico nos marca las horas a las que deberíamos acostarnos, por lo que si estas varían con asiduidad se descontrolará y tendremos más dificultades de entrar en la fase REM del sueño.
Tomar bebidas estimulantes o alimentos copiosos. La cafeína estimula nuestro sistema nervioso e impide que tengamos un sueño profundo. Por otra parte, el alcohol puede hacer que nos durmamos antes, pero saltándonos la primera fase del sueño. Luego, a medida que va desapareciendo el alcohol en la sangre volveremos a una fase de sueño menos profundo y será mucho más fácil que nos despertemos y nos sigamos sintiendo igualmente cansados. El consumo de alimentos copiosos antes de acostarse también interfiere en el sueño. Es recomendable evitar los productos picantes o grasosos, que pueden causar acidez estomacal y, por tanto, malestar durante la noche.
Baja temperatura corporal. Cuando dormimos desciende la temperatura corporal porque los vasos sanguíneos de las manos, pies y cara se dilatan. Si tenemos demasiado calor en la habitación, el organismo encontrará mayores dificultades para enfriar el cuerpo, lo que nos provocará inquietud y malestar.
Estrés. Se trata de uno de los mayores enemigos a la hora de conciliar el sueño. Cuando los problemas nos acompañan a la cama la mente se mantiene activa, nos sentiremos más ansiosos por lograr dormir y se formará así un círculo vicioso que impedirá una correcta conciliación del sueño. Los especialistas recomiendan levantarse y realizar alguna actividad que no implique tener la menta demasiado activa para poder distraernos y luego volver a intentar dormir.