Cada vez que damos un beso estamos ejercitando más de 30 músculos de nuestra cara, además de activar el riego sanguíneo.
De esta manera tan sencilla logramos tonificar los músculos y las zonas más conflictivas no solo de nuestra cara sino también del cuello. Gracias a los besos logramos mantenernos jóvenes por más tiempo, ya que con un beso apasionado podemos lograr efectos muy similares a los de un buen masaje facial.
De hecho, según varios estudios, dar besos a menudo puede ser mucho más efectivo como tratamiento contra el envejecimiento que una crema antiarrugas. Increíble, ¿no?