–Detrás de la sensación de picor está la capsaicina, que tiene uso como analgésico en psoriasis, artritis reumatoide o neuralgias.
-En dosis bajas y controladas, la capsaicina actúa sobre los receptores del dolor y engaña al sistema nervioso central.
-La capsaicina puede destruir células cancerígenas sin alterar mucho las sanas.
-No se recomienda en personas con propensión al cáncer de colon o estómago.
Los amantes del picante disfrutan de las bondades del chile o pimiento, una pieza fundamental en culturas gastronómicas de todo el planeta. Detrás de la sensación de picor está la capsaicina, una sustancia que abre las puertas de la investigación por los potenciales beneficios vinculados a su consumo moderado. Engaña al sistema nervioso central y cambia el foco de atención del dolor. Son muchos los usos y beneficios que asocian a los pimientos ricos en capsaicina. Entre ellos, su empleo como analgésico en patologías como psoriasis, artritis reumatoide o neuralgias. El director en Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos de la Universidad de Granada y Catedrático de Fisiología en la misma, Jesús Rodríguez Huertas, explica que la acción calmante de esta sustancia se debe a que “en dosis bajas y controladas actúa sobre los receptores del dolor y cambia el foco de atención engañando al sistema nervioso central”.
A esta sustancia química también se le atribuyen otras virtudes, desde poder anticancerígeno hasta su acción como adelgazante, pasando por cualidades de afrodisíaco. Sin embargo, Rodríguez advierte que hay que ser cauto porque “lo que conocemos es muy poco, hay que investigar y trabajar mucho, lo que sí es cierto es que tiene un potencial enorme en distintas aplicaciones”.
El especialista señala que las investigaciones que han demostrado los beneficios de la capsaicina en el tratamiento de algunos cánceres como el de pulmón son todos estudios en cultivos celulares. Estos hallazgos apuntan que, selectivamente, la capsaicina es capaz de destruir muchas de las células cancerígenas sin alterar mucho las sanas.
El especialista afirma: “Estamos intentando hacer un proyecto de investigación para probar que la quimioterapia y la radioterapia serían más eficientes si a través de la dieta incrementamos la cantidad de capsaicina como coadyuvante, pero está una fase inicial”.
Pero al mismo tiempo, la capsaicina puede incrementar la incidencia en algunos tipos de cáncer del tubo digestivo, sobre todo de la parte media-superior. Rodriguez no recomienda la ingesta de pimientos picantes a personas con propensión al cáncer de colon o estómago.
Aunque parezca una paradoja, el especialista señala que “en el estómago se produce un gran contacto con la capsaicina y cuando las cantidades son elevadas y mantenidas en el tiempo actúan sobre los epitelios y pueden alterarlos en un porcentaje bajo que es preocupante”.
El picante adelgaza y “excita”
La acción adelgazante asociada a la capsaicina se basa en realidad en la quema de grasa derivada del incremento del estrés oxidativo; éste siempre genera una serie de daños en células sanas que aunque son tolerables y no pueden inducir otras patologías, han de ser reparados y, para lograrlo, las células invierten una cantidad de energía extra que requiere consumir más triglicéridos.
En cuanto al poder de la capsaicina como afrodisíaco, Rodríguez sostiene que aunque de forma empírica el efecto es muy fuerte en sujetos que están relativamente habituados a una ingesta media de la sustancia, no hay estudios científicos que lo demuestren.
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