Durante 10 años, miles de españoles estuvieron recibiendo un litro de aceite de oliva virgen extra cada semana dentro del mayor estudio realizado en nuestro país sobre los beneficios de la dieta mediterránea. Tras años de seguimiento, esta investigación ha permitido comprobar que nuestro oro líquido es un potente protector contra el cáncer de mama.
El estudio PREDIMED se inició en 2003 con 7.447 participantes de siete comunidades para comprobar los beneficios cardiovasculares de la dieta mediterránea. Doce años después, el trabajo sigue arrojando datos, esta vez en relación con el tumor más frecuente en las mujeres.
Concretamente, los resultados presentados hoy en Madrid (y publicados en la revista JAMA Internal Medicine), demuestran que las mujeres que consumen unas cuatro cucharadas soperas de aceite de oliva virgen extra al día reducen hasta dos tercios su riesgo de desarrollar un cáncer de mama.
Como explica a EL MUNDO el catedrático Miguel Ángel Martínez -el autor principal de este estudio- las participantes (4.282 mujeres) fueron divididas en tres grupos cuyas características eran idénticas salvo por la dieta: mediterránea rica en aceite de oliva (50 gramos diarios), mediterránea rica en frutos secos (30 gramos diarios de nueces y almendras o avellanas) y una dieta baja en grasas.
Entre todas las mujeres, el número de casos de cáncer de mama a lo largo de un seguimiento de cinco años fue de sólo 35 (un número muy bajo teniendo en cuenta que una de cada ocho debería haberlo desarrollado, según las estadísticas). Probablemente, piensan los autores, porque todas ellas llevaban una dieta bastante sana («al tercer grupo no le dijimos que comiese hamburguesas todos los días»). En el caso del aceite de oliva se apreció una reducción del riesgo de tener cáncer de nada menos que del 68%. Con los frutos secos también se observó cierta protección pero no llegó a ser estadísticamente significativa.
Como explica el catedrático de la Universidad de Navarra e investigador principal del Centro de Investigación en Red CIBERobn, en líneas celulares y experimentos con animales algunos polifenoles del aceite de oliva virgen extra han demostrado su capacidad para detener la progresión del cáncer. Por eso, la hipótesis que tiene más peso es que el consumo de aceite de oliva (siempre hablando de la variedad virgen extra) sería capaz de detener la evolución de algunas células malignas muy incipientes que pudiesen tener algunas de estas 4.000 mujeres.
El estudio PREDIMED excluía explícitamente a pacientes ya diagnosticadas de cáncer de mama en el momento de su inclusión, pero Martínez considera que sería interesante poder evaluar el efecto del aceite de oliva en pacientes con tumores ya diagnosticados. A su juicio, y puesto que este condimento no tiene ningún riesgo para la salud, cualquier paciente debería incluirlo en su dieta sin dudarlo. En el futuro, anuncia además su autor, el PREDIMED seguirá arrojando datos sobre los beneficios dl aceite en otros tipos de cáncer. Aunque para conocer esos datos aún habrá que esperar.
Fuente: elmundo.es