En el mes en que organizaciones de pacientes, entidades científicas y ciudades del mundo se visten de rosa para promover la detección temprana del cáncer de mama, la Sociedad Estadounidense contra el Cáncer (ACS, por su sigla en inglés) sorprendió con nuevas recomendaciones y reavivó el debate sobre a qué edad las mujeres tienen que empezar a hacerse la mamografía y con qué frecuencia.
Ahora, la ACS aconseja que las mujeres sin antecedentes familiares de la enfermedad esperen hasta los 45 años para hacerse la primera mamografía, en lugar de a los 40 años. Y recomienda volver a la indicación anterior de repetir el control cada dos años, pero a partir de los 55, y continuarlos mientras la mujer goce de buena salud o hasta que la expectativa de vida no supere los 10 años.
Sin embargo, no respalda el uso de las imágenes por resonancia magnética como prueba de detección cuando el riesgo de desarrollar la enfermedad no supere el 15%, y aclara que «las investigaciones no muestran que el examen físico de los senos que hace un profesional de la salud o la misma mujer con el propósito de detectar el cáncer de mama ofrezcan un beneficio claro. Ante esta falta de evidencia, no se recomienda hacer el examen clínico ni el autoexamen de los senos periódicamente. No obstante, toda mujer debe familiarizarse con la manera natural en que lucen y se sienten sus senos e informar inmediatamente al médico cualquier cambio que note», explica la ACS.
Los afiches advierten la importancia de detectar el cáncer de mama a tiempo
Los argumentos surgen de una revisión sistemática de los estudios publicados desde 2003 sobre la población femenina con riesgo promedio de desarrollar la enfermedad. Es decir que estos cambios no incluyen a las mujeres con antecedentes familiares de la enfermedad: ellas deberán seguir haciéndose la primera mamografía a los 35 años.
En los Estados Unidos, el panel de especialistas de la ACS que tuvo a cargo la tarea de revisar la literatura médica y redactar las nuevas guías tampoco halló evidencia de que los beneficios de la mamografía anual entre los 40 y 44 años superen los riesgos de obtener un falso positivo, es decir, la detección de lesiones parecidas a un tumor, pero que no lo son.
Un debate abierto
«Sabemos que el debate sobre a qué edad hay que comenzar con las mamografías va a seguir», señaló a través de un comunicado Richard Wender, director ejecutivo de control del cáncer de la ACS. «Estas guías indican con seguridad que todas las mujeres (con un riesgo promedio normal) deberían empezar a hacerse este estudio de detección temprana a los 45 años, que es el momento en el que sus beneficios superan ampliamente los riesgos.»
En las guías publicadas en la revista JAMA, la ACS deja abierta la posibilidad de que las mujeres conversen con sus médicos de cabecera sobre la conveniencia del procedimiento antes de los 45 años. Esta opción revela que la modificación responde también a los problemas de financiamiento de la cobertura de los servicios de salud que están afrontando la mayoría de los países.
María Viniegra, oncóloga clínica y ex coordinadora del Programa Nacional de Cáncer de Mama del INC, explicó que la decisión de la ACS coincide con una tendencia en las organizaciones científicas del mundo que se ocupan de las recomendaciones sobre el uso de los exámenes de screening o tamizaje, como la mamografía.
«La evidencia que se tiene hoy sugiere que los beneficios reales del tamizaje serían menores que lo que se pensaba -indicó a LA NACION-. Hay muchos falsos positivos y sobrediagnósticos (tumores con crecimiento tan lento que no serían un riesgo para la vida de la persona). Lo que sucede con el cáncer de mama es que los tratamientos son cada vez más efectivos y menos agresivos. Esto permite reducir la intensidad del tamizaje mamográfico. Hay sociedades científicas más conservadoras, pero en el mundo desarrollado la mayoría de las organizaciones están reduciendo la intensidad del screening. La ACS está a favor del tamizaje y, que ellos también den un paso atrás en sus recomendaciones, indica que el peso de la evidencia científica es alto y lo justifica.»
Qué se recomienda en el país
En nuestro país, el Instituto Nacional del Cáncer (INC) coincide más en sus recomendaciones con la Comisión Especial de Servicios Preventivos de Estados Unidos (USPSTF, por su nombre en inglés). Ambos recomiendan empezar con la mamografía a los 50 y repetir el examen cada dos años. El INC aconseja hacerse el estudio hasta los 70 años y la USPSTF, hasta los 74 años. Las nuevas recomendaciones de la ACS se acercan más a esta indicación.
En cambio, las entidades científicas locales, como la Sociedad Argentina de Mastología (SAM), coinciden con los colegios de Radiología y de Obstetricia y Ginecología y con la Sociedad de Imágenes Mamarias de los Estados Unidos. Todos aconsejan que la mayoría de las mujeres empiece con el control anual a los 40 años.
«No coincidimos con la postura actual de la ACS, quien hasta el mes pasado manejaba las mismas guías que la SAM», sostuvo el vicepresidente de la sociedad, Federico Coló.
Es más, desde la SAM recomiendan que las mujeres «con exámenes clínicos normales sin antecedentes familiares de cáncer de mama» se hagan una mamografía de base entre los 35 y 37 años. Servirá como imagen de referencia para el control mamográfico de rutina que la entidad recomienda hacer anualmente desde los 40 años.
«En las pacientes con antecedentes fuertes (familiar directo, madre, hermana) se recomienda la mamografía 10 años antes de la edad de detección del cáncer del familiar más cercano. Esto, por lo general, es a los 30 años», aclaró Coló, que también es director médico del Instituto Alexander Fleming.
La presidente de la Asociación Argentina de Oncología Clínica (AAOC), Florencia Perazzo, aseguró que siempre existirán lineamientos a seguir en la medicina, pautas mínimas con respaldo científico para la mayoría de los casos. Pero consideró que también «siempre existirán grupos de pacientes que por sus características anatómicas o sus antecedentes tengan indicaciones personalizadas».
Y recordó que la medicina avanza hacia la atención personalizada basada en la evidencia: «Como en todo, en la medicina también hay un equilibrio entre los costos, los beneficios y los riesgos que es muy difícil de evaluar».
Fuente: lanacion.com.ar
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