¿Quieres perder peso sin sufrir rebotes y fortalecer tu sistema inmune? ¡Conoce los pros y los contras de esta famosa dieta!
Seguramente ya has escuchado hablar sobre la dieta de la ‘Zona’, para que la conozcas más a fondo los médicos especialistas nos explican de qué se trata y qué es lo que debes de tomar en cuenta.
Esta dieta fue creada en 1995 por el investigador y bioquímico Barry Sears, y su éxito se debe a que más allá de ser una dieta para bajar de peso, se ha convertido en una opción que asegura un estado de salud y rendimiento óptimo para cualquiera que la siga.
Beneficios que promete
De acuerdo con el Dr. Sears, la Zona es un estado metabólico de funcionamiento corporal óptimo, por lo que quien la practica está libre de hambre, tiene más energía, rinde mejor físicamente y su concentración mental y su productividad mejoran.
Además, a largo plazo esta dieta ayuda a:
– Perder peso de manera permanente (sin rebotes)
– Prevenir enfermedades crónicas
– Fortalecer el sistema inmune
– Aumentar la longevidad
¿En qué consiste la dieta de la Zona?
Los beneficios de esta dieta se obtienen exclusivamente de los alimentos. Por ello, la alimentación debe de ser muy precisa –casi como un medicamento-, basada en 40% carbohidratos, 30% proteínas y 30% grasas.
Por otro lado, la cantidad de calorías dependerá de cada persona pero, en promedio, para las mujeres son 1200 kcal y para los hombres 1500 kcal.
Tips para mantenerse en la Zona
Realizar 3 comidas principales y 2 colaciones al día. Si quieres conocer cuáles son las mejores, consulta nuestro artículo 12 colaciones súper saludables
Guardar la proporción 40/30/30 en cada comida, incluyendo las colaciones, lo que significa 3 gramos de proteína por cada 4 gramos de carbohidratos. Por ejemplo, para una colación: 2 claras de huevo (proteínas), + 1/2 taza de espinacas y 1/2 taza de champiñones cocidos (carbohidratos) + 1 cucharada de aguacate (grasas).
Deben evitarse los carbohidratos “desfavorables” como cereales (granos, papa, pasta, pan, tortillas) y algunas frutas y verduras con alto contenido de azúcar como zanahoria, betabel, papaya, etc.
Siempre hay que consumir grasa “buena” como el aceite de oliva, aguacate, aceitunas, almendras y nueces.
Las proteínas que se consuman deben ser bajas en grasa y “favorables”, es decir, pollo sin piel, pavo, pescado, claras de huevo. También se debe evitar el consumo de jamón, quesos y yemas de huevo.
Hacer ejercicio diariamente, a intensidad moderada pero con frecuencia constante. Por ejemplo, hacer 30 minutos de caminata rápida y 10 minutos de ejercicios de fuerza.
Fundamentos
En teoría, adoptar esta dieta te lleva a la Zona porque se disminuye la secreción de insulina y se favorece la producción de eicosanoides buenas -hormonas derivadas de las grasas que ingerimos-, sobre las malas. De esta manera, se reduce la acumulación de grasa en el organismo y los mecanismos que provocan inflamación, mejorando así la salud en general.
¿Realmente funciona?
A pesar de que esta dieta es reconocida y se practica a nivel internacional, los beneficios que se prometen al estar en la Zona aún no han sido comprobados del todo por la comunidad científica, por lo que hay opiniones contradictorias al respecto.
¡Recuerda!
Consulta a un nutriólogo antes de iniciar cualquier tipo de dieta. Es importante que antes de adoptar un cambio en tu estilo de vida consultes a un profesional y te asegures de que los cambios no perjudicarán tu salud.
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