El cáncer de mama ha alcanzado niveles que lo convierten en un problema de salud pública en el mundo. Entre algunos de los factores de riesgo que lo causan están los reproductivos, el sobrepeso y la obesidad, el consumo de alcohol, el sedentarismo, la dieta y el uso de hormonas.
Sin embargo, actualmente ha crecido el conocimiento de la relevancia que ciertos componentes químicos presentes de manera natural en los alimentos tienen en beneficio de la salud de las mujeres. Tal es el caso de los fenólicos, apreciados por su capacidad antioxidante y su papel en la prevención de enfermedades (Espin y col., 2007) y que se encuentran activos en el café.
A decir de la Dra. Ruth Pedroza, ingeniera de Alimentos de la Universidad Iberoamericana, a partir de estudios In vitro, se ha encontrado que los extractos de café disminuyen la proliferación de células cancerosas, observándose comportamientos tipo dosis-respuesta (Yagasaki y col, 2002), lo que ha incrementado el interés en el estudio de la relación consumo de café-reducción de riesgo de aparición de cáncer.
En específico del cáncer de mama, al igual que otros tipos de cáncer, se sabe que se trata de una enfermedad compleja y a medida que se avanza en su investigación, se ha descubierto que el cáncer de mama puede ser clasificado de acuerdo a la capacidad de las células del tejido mamario para recibir hormonas: positivo al receptor de estrógeno y se expresa en porcentaje de células con esta capacidad y como negativo al receptor de estrógeno (menos de 10% de células receptoras), esto es relevante ya que algunos estudios han sugerido un efecto diferenciado en la reducción de riesgo en relación a estos tipos y el consumo de café.
Li y col (2011) encontraron una asociación fuerte en la reducción de riesgo de cáncer de mama del tipo receptor de estrógeno negativo y el consumo diario de café utilizando datos de mujeres suecas postmenopáusicas (2,800 casos y 3,111 controles), quienes consumieron en promedio tres tazas de café al día.
Otro estudio del tipo meta-análisis (evidencia científica fuerte), que incluyó 40 estudios prospectivos de cohorte, encontró que el consumo de café no tiene efecto negativo alguno en el riesgo de diversos tipos de cáncer incluyendo el de mama (Xiaofeng y col., 2011). Mientras, otro estudio prospectivo de cohorte con duración de 22 años que incluyó 85,987 participantes, encontró una asociación inversa débil entre el consumo de café regular y el cáncer de mama en mujeres postmenopáusicas (Ganmaa y col, 2008).
Ciertas mutaciones genéticas aumentan la susceptibilidad al cáncer de mama, en estos casos el consumo de 6 o más tazas de café al día ha mostrado una reducción en el riesgo de padecer la enfermedad, lo cual fue corroborado en tres estudios e incluso se sugirió que el consumo de café antes de los 35 años de edad aportaba mayor beneficio al respecto (Nkondjock, 2006; Kotsopoulos, 2007; Jernstrom, 2008).
En mujeres pre-menopáusicas se ha encontrado que el consumo de 4 tazas de café o más ofrece un efecto protector contra el cáncer de mama (Baker y Beehler, 2006) y más recientemente a partir de un estudio de meta-análisis (evidencia científica fuerte) se ha sugerido que por cada dos tazas de café consumido al día, se reduce en al menos 2% el riesgo de cáncer de mama y que la dosis de cafeína también ofrece reducción de riesgo en mujeres post-menopáusicas (Jiang y col., 2013).
Pero no sólo la cafeína ha recibido la atención de la investigación científica en relación con el cáncer, otros compuestos químicos antioxidantes del café como el kahweol, del que se han demostrado diversas actividades como anti-carcinogénicas, anti-tumorales y anti-inflamatorias, también ha sido estudiado. Este compuesto no pertenece al tipo de los fenólicos, sino que se trata de uno perteneciente al grupo de los denominados diterpenos y tiene actividad inhibiendo la metástasis (Kim y col., 2012). El kahweol protege al material genético (DNA) del daño inducido por los radicales libres (compuestos que se producen en el organismo y por fuentes exógenas como la contaminación) e inhibe la proliferación de células cancerosas de la línea de cáncer de mama, como se ha demostrado en estudios In vitro (condiciones de laboratorio), dependiendo de la dosis del compuesto (Cárdenas y col., 2014).
Otro compuesto del café, la hidroxil hidroquinona que al igual que el kahweol, ha demostrado poseer actividad citotóxica contra las células del cáncer de mama, es decir, actividad antiproliferativa selectiva sobre estas células malignas