Sueñas con ponerte tu ropa deportiva favorita, salir a ejercitar y volver cansado, pero feliz, sudado pero brillante. Pero la verdad es que sólo pensar en ejercitar te cansa y aunque sabes que deberías hacerlo, sientes que hay un montón de otras cosas mucho más interesantes que podrías estar haciendo. Y es verdad, la vida es corta para pasársela arriba de una trotadora mirando al vacío.
Sin embargo, ejercitar no tiene que ser terrible, ni aburrido ni interminable. Mucha gente no lo cree, pero yo insisto que lo mejor que podemos hacer es ejercitar lo que podamos, de la mejor forma posible y utilizando el tiempo que tenemos disponible por poco que sea.
1. Ejercitar por un tiempo ridículamente corto sólo para crear el hábito
Cuando no tenemos el hábito de ejercitar, 10 minutos parece una eternidad. Pero nadie dice que tienes que ejercitar 10, 20 o 30 minutos de una sola vez. Cuando empecé a correr, hace casi 5 años, sólo podía correr un minuto antes de parar. Así que corría un minuto y caminaba otro y lo repetía 4 veces. Después de 3 meses ya podía correr 30 minutos sin parar. Empieza de a poco y evoluciona desde ahí, nadie comienza siendo experto en esto del ejercicio.
2. Buscar música que te motive y al principio sólo bailar a su ritmo
La música es una herramienta increíble a la hora de ejercitar. No sólo te distrae y te ayuda a hacer pasar más rápido el tiempo, sino que muchas veces te da más energía para moverte con más ganas. Al principio lo mejor es hacer un playlist que te encante (te recomendamos este) y moverte mientras lo escuchas. Baila, da vueltas, siente cómo se siente moverse siguiendo un ritmo. Lentamente puedes incorporar un poco de ejercicio a tus sesiones de música. Verás que se vuelve mucho más placentero.
3. No obligarte a hacer ejercicios que odias
Si odias correr, no corras, camina. Si odias hacer pilates, quizás prueba yoga. Si te gusta andar en bicicleta pero prefieres andar lento al principio, está bien. No dejes que nadie, ni tú mismo, te haga dudar de tus opciones. Este es un viaje lento de cambio, no necesitas hacer lo que los demás hacen ni tampoco es necesario que lo hagas rápido.
4. No inscribirte en un gimnasio si no te hace sentir cómodo y mejor invertir en implementos
Ir al gimnasio aún me intimida, incluso después de muchos años. A veces tiene que ver con la forma en la que percibimos nuestro cuerpo y muchas otras tiene que ver con la actitud ‘superior’ que tienen aquellos que son más avanzados que tú. Si tu gimnasio local no te parece amigable o es demasiado costoso, siempre puedes preferir invertir en un entrenador personal o alguien que pueda enseñarte cómo usar ciertos implementos básicos: pesas, bandas elásticas o cuerda de saltar son una buena opción para comenzar.
5. Buscar alguien que quiera ejercitar de la misma forma que tú
Tener a alguien con quien ejercitar es de mucha ayuda cuando no te gusta o cuando te da pereza. Sin embargo, también es importante que esta persona vea las cosas de la misma forma que tú. Es decir, si no te gusta ejercitar, no busques alguien a quien le encante, porque no lograrán entender tu desmotivación y terminarás sintiéndote peor al final. Busca alguien que quiera hacer ejercicio ligero y que le cueste un poco igual que a ti, de esa forma estarán al mismo nivel y podrán animarse mutuamente y felicitarse por cada uno de sus pequeños logros.
Fuente: http://www.upsocl.com/salud/5-cosas-muy-sencillas-que-puedes-hacer-si-odias-ejercitar/?utm_source=Portada&utm_medium=Pagina&utm_campaign=links